Esta noche no puedo tener la cabeza más
vacía, ni los pulmones más llenos de veneno.
¿Sabes de esas fotos que se van
poniendo viejas y se acaban borrando?
¿Sabes cómo se siente la protagonista
del objetivo al ir desapareciendo de todas ellas?,
Se va, dejando aún a deber demasiadas
retinas por las que pasar, demasiadas huellas que estampar en sus
bordes.
Qué rápido llega el silencio...¿lo
oyes?. Ya sé que deberíamos pararlo, aunque eso nunca nos gustó
demasiado y mira que lo intentamos, pero nacimos con el oído
entrenado al contrario.
En realidad es difícil escuchar
palabras, yo al menos, sólo recuerdo el ruido del egoísta que se
manchaba los dedos de ginebra.
Desde luego, hay puñales que nunca
pierden su veneno...y aún más lenguas envenenadas.
Pero por mucho que nos enfrentemos al
jurado, hay algo que nuestra conciencia tiene claro y es que el
precio que debemos pagar no es más que el de la gasolina, para ir
borrando la carretera y evitar que algún día nos lleve de
vuelta...o para provocar el mayor incendio, creo que nunca estuvo del
todo claro.
El mismo motivo, la misma supuesta
pestaña que se cuela en mis pupilas para hacerme llorar.
Si te acercas un poco más, seguro que
puedes leer la parte final de su nombre.
¿Y las letras del principio?, pues...
como la chica de la fotografía. Las borraron, se fueron, amor ir.
Perdón, me equivoqué con los espacios. Pero en fin, llámalo A, o equis.
Ya no importa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario